domingo, 8 de julio de 2012

PEQUEÑA P 5

Pequeña P empezó a trabajar a la edad de trece años ella estaba muy contenta prefería trabajar, a tener que ir a la escuela, su familia no quería pero ella insistió mucho, mucho hasta que lo consiguió.
Era invierno hacia mucho frio y a Pequeña P le compraron un chaquetón de color marrón muy calentito para que por las mañanas cuando fuera a trabajar no pasara frio.
En el recibidor de su casa tenían un perchero donde colgaban las chaquetas y los abrigos.
Pequeña P se levanto muy temprano estaba muy nerviosa por su nuevo trabajo, se tomo su vasito de café con leche se puso su chaquetón nuevo y se marcho a trabajar.
Cuando salió a la calle para ir a la parada del autobús la niña pensó hoy no hace tanto frio con este chaquetón voy mucho más abrigada no me hace falta ponerme los guantes casi no se me ven las manos cosa que le extraño un poco verse las mangas tan largas.
Como era muy temprano, estaba medio dormida y encima estaba oscuro no se dio cuenta.
Fue cuando se subió en el autobús cuando se percato de lo que pasaba las personas que estaban en el autobús la miraban de arriba abajo con una risa burlona, la Pequeña P pensó eso es envidia por llevar un chaquetón tan chulo y calentito.
¿Por qué la miraba la gente? No lo entendía.
Ando unos pasos y se quedo de pie junto a una ventana y cuando fue a sacar su monedero del bolsillo vio que no estaba, en el bolsillo solo había un gran pañuelo de hombre y una quiniela vieja, que extraño Pequeña P no entendía nada porque por la noche estuvo preparando su monederito y lo puso en el bolsillo estaba segura muy segura.
El conductor le dijo tienes que pagar el billete o bajarte en la próxima parada, Pequeña P se puso muy nerviosa y miro los demás bolsillos y entonces con la luz del autobús la niña se dio cuenta que el chaquetón que llevaba puesto no era suyo había cogido el chaquetón de su padre.
Una buena señora le pago el billete y Pequeña P le dio las gracias.
Pero como se presentaba en su nuevo trabajo ¡Por Dios! Como no se pudo dar cuenta que le quedaba tan grande.
Claro con razón iba tan calentita.
A ora venia lo peor tendría que entrar en la empresa con aquel gran chaquetón de su padre, mangas anchas y cuello con unas grandes solapas, además tenía un bolsillo a la altura del pecho que curiosamente se asomaban al menos tres bolígrafos.
Fue ahí cuando se quiso morir como no me pude dar cuenta de esos bolígrafos que siempre llevaba mi padre.
Empecé el día con mal pie y muy avergonzada pero tengo suerte en el trabajo les he caído bien, esplique lo que me había pasado y les hizo mucha gracia.
Bueno paso el día y cuando llegue a casa mi padre no se había dado cuenta de nada porque además de tener un chaquetón marrón parecido al mío también tenía un abrigo azul y era el que por la mañana se había puesto.
Así que no se entero.
Pequeña P a un lo sigue recordando era normal que las personas de aquel autobús sonrieran al ver a una niña con aquel  chaquetón con grandes solapas y con un bolsillo en el pecho con tres bolígrafos.
Pequeña P no sabe como paso, pero os aseguro que jamás volvió a dejar su chaquetón en el perchero del recibidor de su casa.

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