
Pequeña P. Soñaba y soñaba.
La realidad era otra la pobre niña el único publico qué tenía era sus padres y sus hermanos.

En el camino tanto su madre, como su padre le pedían que cantara y Pequeña P así lo hacía.
Les alegraba el camino. Y el viaje en la vieja furgoneta no se hacía tan pesado.
Era una familia humilde pero Vivian muy felices.

Desde aquel mismo instante a Pequeña P le cambio la vida.
Su papa dejo de trabajar tanto y se dedicaba a acompañarla a los conciertos.
A su mama le compro bonitos vestidos.
Y sus hermanos pequeños tuvieron todos los juguetes que habían siempre deseado.
Se cambiaron a una casa más grande, tuvieron profesores particulares porque para sus padres la educación y los estudios era lo primero.

Todavía guardan la vieja furgoneta y de vez en cuando se suben en ella y recuerdan con cariño cuando todos camino a la playa pedían a Pequeña P que cantara y les alegrara el viaje.
Dando siempre gracias a la vida y procurando ser siempre una familia sencilla y feliz.
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