Erase una vez una familia que era muy pobre, eran tan pobres que apenas tenían para poder comer, tenían cuatro hijos, la madre se las veía canutas para poder alimentar a sus hijos y a los abuelitos que vivían con ellos.
Un día el padre vino a su casa muy contento, pues le habían regalado una cesta llena de comida había casi de todo. Fruta queso leche galletas pollo chuletas pies de cerdo y unos riquísimos embutidos y entre ellos una flamante morcilla malagueña.
La madre pensó ya tengo para hacer un buen cocido para fortalecer a mi familia, pero en la cesta no había ningún paquete de legumbres. La mujer pensó le diré a mi vecina que si me quiere cambiar algo de mi cesta por un paquete de garbanzos, pero la vecina le dijo que no. La pobre mujer se puso a llorar.
Los pies de cerdo que estaban en la cesta se dieron cuenta, y le dijeron a la morcilla malagueña no soporto ver a esta pobre familia sin su cocido, a sí que me voy por patas a ver si consigo que vengan mis amigos los garbanzos o mis queridas patatas y se despidió de la morcilla malagueña.
Pero a la mañana siguiente la mujer puso una olla con agua al fuego y puso en ella el pollo y la morcilla malagueña, por que no había nada más.
Cuando fue a poner un poquito de sal, vio muy asombrada las lágrimas de la morcilla en el centro de la olla, y la mujer pensó que buena es esta morcilla.
Escucho unos pasos detrás de ella y allí estaban los pies de cerdo con unos redondos garbanzos saltarines, que saltando saltando se metieron en la olla, y los pies de cerdo pasito a pasito también.
La morcilla dejo de llorar, ya no estaría tan sola, y la familia se podría comer un buen cocido en condiciones. BUEN PROBECHO
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