Erase una vez un país encantado, nada en este país era normal.Los arboles en vez de tener hojas tenían ojos y lo miraban todo, todo.
Las montañas eran blancas y esponjosas como el algodón y las nubes eran brillantes y de muchos, muchos colores.
Las hadas procedían de Hadalandia, los nomos de Nomolandia y los elfos de Elfolandia, todos vivían felices en este país encantado.
Un día estando jugando unos pequeños elfos junto a un estanque lleno de sapos y ranas saltarinas sintieron llorar a un bebe desconsoladamente y fueron a ver qué ocurría.
Vieron a un pájaro muy grande, con un gran pico en el que llevaba a un bebe a un precioso bebe humano.
El gran pájaro de pico largo, se llamaba cigüeña y una vez que dejo al bebe con mucho cuidado en una gran rama, emprendió el vuelo.
Los elfos fueron en busca de sus mayores y les contaron lo que habían visto.
Los elfos, las hadas y los nomos, lo adoptaron y cuidaron de él.
El niño creció muy feliz, sin mentiras, sin envidias y sin maldad.
Se pasaba el día jugando con las hadas escalando las montañas de algodón, con los nomos saltaba de nube en nube por que así cambiaban de color y con los elfos que fueron los que lo encontraron jugaban con una canoa en un rio lleno de burbujas y espuma, el agua no era agua sino una rica y refrescante bebida de soda.
Así fueron transcurriendo los años hasta que el niño se hizo mayor y pidió a los que lo habían cuidado que lo dejasen marchar quería averiguar de dónde procedía y comprobar si su mundo era mejor.
Con mucha pena le dieron permiso y lo dejaron marchar.
Vio de donde procedía, vio guerras, vio maldad y vio mucha envidia.
No tardo en volver a su hogar a su país encantado, donde le esperaban las hadas, los nomos y los elfos que eran su verdadera familia.
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ResponderEliminarmuy bonita historia :)
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