Las montañas eran blancas y esponjosas como el algodón y las nubes eran brillantes y de muchos, muchos colores.
Las hadas procedían de Hadalandia, los nomos de Nomolandia y los elfos de Elfolandia, todos vivían felices en este país encantado.
Un día estando jugando unos pequeños elfos junto a un estanque lleno de sapos y ranas saltarinas sintieron llorar a un bebe desconsoladamente y fueron a ver qué ocurría.
Vieron a un pájaro muy grande, con un gran pico en el que llevaba a un bebe a un precioso bebe humano.
Los elfos fueron en busca de sus mayores y les contaron lo que habían visto.
Los elfos, las hadas y los nomos, lo adoptaron y cuidaron de él.
El niño creció muy feliz, sin mentiras, sin envidias y sin maldad.
Con mucha pena le dieron permiso y lo dejaron marchar.
Vio de donde procedía, vio guerras, vio maldad y vio mucha envidia.
No tardo en volver a su hogar a su país encantado, donde le esperaban las hadas, los nomos y los elfos que eran su verdadera familia.
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ResponderEliminarmuy bonita historia :)
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