Erase una vez una pareja de golondrinas, que se fueron a vivir lejos muy lejos muy lejos.
Al cavo de poco tiempo pusieron sus propios huevos.
Los cuidaron y mimaron hasta que por fin se abrieron.
La roca blanca también era un huevo pero un huevo de avestruz que se abrió al mismo tiempo.
Les extraño la grandeza, la grandeza de uno de ellos.
Sus hermanos eran pequeños. El era gordo grande y tenía un cuello largo, largo y altanero.
Las golondrinas crecieron y volaron, volaron al extranjero el avestruz se quedo solo y con sus grandes ojitos el avestruz miro al cielo y entonces pidió un deseo.
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