Detrás de la cabaña tienen un corral con gallinas y también tienen una pequeña huerta que cuida con mucho esfuerzo su abuelo a pesar de ser muy mayor y estar enfermo.
Pablito y su abuelo viven tranquilos y felices a pesar de todo, no les falta de nada.
La huerta les da verduras y legumbres, las gallinas huevos y las cabras les proporcionan una rica leche, con la que hacen unos riquísimos quesos.
Bueno como ya os estaba contando a Pablito un ruido muy extraño lo despertó.
Con una linterna salió fuera de la cabaña para ver lo que pasaba.
Pablito no se podía creer lo que sus ojos estaban viendo, unas naves muy raras estaban aterrizando enfrente de su cabaña eran naves de colores naves muy brillantes.
Pablito se quedo paralizado no pudo ni avisar a su abuelo
De las naves salieron unos pequeños marcianos, no se parecían entre ellos, eran todos diferentes.
Pablito se armo de valor y les pregunto qué querían, los marcianos le contestaron en su mismo lenguaje: Queremos descansar y tomar un poco de vuestro aire y también de vuestro sol.
No te asustes que venimos en son de paz.
A tu abuelo no le pasara nada lo tendremos dormido tranquilamente hasta el día que nosotros nos decidamos marchar.
Los marcianos se portaban muy bien con Pablito.
Y Pablito les hacia huevos fritos para desayunar, verduras para comer y vasos de leche con rico queso para cenar.
Al cavo de pocos días los marcianos se preparaban para marchar y como Pablito se porto muy bien con ellos, a su abuelo lo despertaron y con sus vibraciones lo hicieron más joven y también lo curaron.
Cuando se despidieron de Pablito, las naves emprendieron el vuelo y como relámpagos luminosos en el cielo desaparecieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario