viernes, 18 de noviembre de 2011

ME PILLARON

me     pillaron
 
Hola, os voy a contar la historia de una niña que nació hace muchísimos años. En aquella época todo era diferente de como es ahora. La niña, como se solía decir, era una niña espabilada, cabezona y un poco contestona. No era de buen comer, siempre necesitó ayuda, en aquellos tiempos no te daban pastillitas de vitaminas, te quitaban la anemia a base de inyecciones de aceite de hígado de bacalao. Hacían un daño que te morías, salías de la farmacia medio coja. En los ambulatorios no te ponían inyecciones, tenias que ir a la farmacia a que te pinchara un farmacéutico o un practicante. Eso para la niña era muy normal o le recetaban esas odiosas inyecciones como reconstituyente, o las famosas inyecciones de penicilina porque la niña no se libraba todos los años de coger anginas.
La penicilina era algo habitual, tenías fiebre… penicilina, tenías tos… penicilina, si te caías y te hacías una herida… penicilina. Era el bum de la penicilina, estaba de moda.
Sin olvidarnos de que la pobre niña, tenía la mala suerte de pisar y clavarse todos los clavos que habían en maderas o en el suelo de la calle. Ya podéis imaginaros como tendría la pobre niña el trasero; Las inyecciones de hígado de bacalao para fortalecerla, las de penicilina que las recetaban para todo y una vez al año la del tétanos…por esa manía de clavarse todos los clavos.
ChupaChupUna tarde su madre le dio la caja de inyecciones y el dinero para que fuera a pincharse. La niña era muy testaruda y no quería que la acompañara nadie a la farmacia. Ella iba todos los días sola a pesar de su corta edad, la farmacia quedaba cerca de su casa y ya conocían a la niña.
Una tarde camino a la farmacia pensó “si yo ya estoy bien, ¿Por qué me tengo que pinchar?, tirare la inyección y con el dinero me comprare golosinas, nadie se va a enterar, solo la tengo que tirar y listo” y a si lo hizo.
Cada tarde tiraba la inyección y con el dinero se compraba golosinas. Ella estaba la mar de contenta, su pompis bien y su estomago también.
Así pasaron los días, pero no todo salió bien. Quien mal hace mal acaba.
Piruleta de CarameloComo jamás había hecho una cosa así, sus padres tenían mucha confianza en ella y no sospecharon nada. Hasta que el papá de la niña, fue a la farmacia a comprar un calmante para la muela y ¿cuál fue su sorpresa? que se la encontró cerrada, con un gran cartel que ponía “cerrado el mes de agosto por vacaciones”.
El padre pensó “¿Qué ha hecho mi hija con las inyecciones que tenía que ponerse? ¡Si parecía que venía coja del dolor!, no me enfadaré, primero hablaré con ella”.
Camino a su casa se encontró a su hija jugando en la calle, chupando un riquísimo polo de menta, la niña se quedo parada y le dijo a su padre que una amiga la había invitado. Pero el padre no se lo tragó y muy serio le preguntó que si ya había ido a la farmacia a pincharse y la niña exclamó: ¡claro que sí, como todos los días! solo me queda la de mañana, ¿no ves que ya estoy curada?
Caramelos
El padre, a pesar de estar muy enfadado, no pudo contenerse la risa y le dijo: pasa para casa que ya verás cuando tu madre se entere que la farmacia lleva 20 días cerrada por vacaciones y tu has tirado todas las inyecciones. ¿Cómo puedes con lo pequeña que eres tener la cara tan dura?
Mira papá, le dijo en voz baja, tiré las inyecciones porque son muy dolorosas, no sabía que la farmacia estaba de vacaciones me has pillado, lo siento. Y el dinero, no me lo quería quedar, lo tuve que ir gastando para que no quedaran pistas.
Desde ese fatídico día, nunca más la dejaron ir sola a ponerse una inyección.

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